Gitanos

©Álvaro Rendón Gómez, Febrero 2011

Una última hipótesis sitúa a la etnia gitana procedente del Kanauj, en Uttar Pradesh, India, por la semejanza del idioma romaní con el rom (palabra que designaría al ser humano) o rhom, similar al panyabí o hindi. O probablemente de la región del Punjab. Estos individuos pertenecerían a una casta inferior, rajput-jat, o un clan mayoritario jat o rajput, reclutados para luchar contra los musulmanes que pretendían invadir la India. El caso es que fueron derrotados por el sultán el 20 de diciembre de 1018:

«…la mayoría de ellos eran nobles, artistas y artesanos»[1]

Como consecuencia de esta derrota, familias enteras fueron vendidas en Ghazni, Kabul, Jorosán e Iraq. Aunque, según leyendas gitanas, llegaron a esos países como emigrantes y no como esclavos porque el sultán los obligó a elegir entre someterse a su poder, abrazando una religión que les era ajena, o emigrar hacia el oeste.
Otra teoría los hace originarios de Egipto. Egiptanos que emigraron a la India atravesando Asia Menor. De cualquier modo, no existen evidencias para asegurar que ocurriera así, porque los primeros documentos gitanos datan del siglo XV y XVI. En ellos se narra el mito de su procedencia egipcia. Leyendas que, unidas a la obsesión del egiptano por las pseudo-ciencias adivinatorias que practicaba para «ganarse la vida» entre los gachés, se convertirían con el tiempo en hechos con apariencia de realidad. Pero, a diferencia de la casta sacerdotal egipcia que ejercían el Tarot y la lectura de las líneas de la mano, el gitano no creía en ellas. Como tampoco creía en el mito de su ascendencia judía, como pueblo esclavo de Egipto, y toda esa retahíla de títulos orientales con las que se presentaban en las cortes occidentales, como nobles perseguidos por su condición no-musulmana, cuyo objetivo sería la obtención de cartas y salvoconductos de príncipes, reyes, incluso, del mismo papa.
El caso es que los gitanos actuales leen la Biblia y reconocen en ella muchas leyes y costumbres propias. Una de ellas es el culto al fuego purificador, la obsesión por la muerte como un pasaje definitivo al mundo espiritual, el Paraíso hebreo. Al igual que el noviazgo y la boda gitana, idéntico al que se hacía en el antiguo Israel. Entonces, como ahora, los padres tenían un papel esencial en la definición de la dote de la novia. Incluso cuando la mujer huye con su hombre sin que los padres hayan alcanzado un acuerdo, el clan gitano reconocerá a la pareja como casada automáticamente, debiendo pagar la familia del novio un resarcimiento a la de la novia, consistente en el doble de la dote normal. Este pago se denomina kepara, con idéntico significado al término hebreo kfar (Deuteronomio 22:28-29). Entre los hebreos, son normas obligadas la cortesía, el respeto y la hospitalidad; como entre los gitanos. Cuando se saludan, aunque sea la primera vez y no se conozcan, deben preguntar por la familia del otro, deseándole bien y bendición para todos los miembros.
Esta semejanza no es anecdótica, como las largas patillas del gitano que recordaría a la de los hebreos ortodoxos ashkenazim; o el uso del sombrero por el patriarca. Además, las lenguas índicas, como romaní o rhom, tendrían una raíz común con las lenguas hurríticas, de raíz sánscrita. Y, según la Biblia (2 Reyes 17:6), los horeos o hurritas de la Biblia ya habitaban en el Negev; los jebuseos y heveos, en Judea y Galilea; y los nord-israelitas, asirios, en Hala (o Hayur), Gozán. Lo que demostraría que la etnia gitana sería como una rama no-kosher, o impura, de la hebrea. ¿Sería este no-kosher el concepto gitano de marimé, las leyes que regulan las formas sociales y espirituales del romaní?
En cualquiera de los casos, todo lo gitano es mítico y legendario, como la palabra kalós o calés, que derivaría de la palabra kali (negro), sin ningún rasgo común con la diosa hindú Kali, de origen brahamánico. Religión que el gitano ni conocía ni practicaba. Sería más bien, una alusión velada a la virgen negra benedictina, de la que procedería Sara, una virgen negra de mucha devoción para el gitano. En ese mismo marco hebreo habría que encuadrar el flamenco, que muchos aseguran de origen sefardita, practicado por los judíos antes de ser expulsados de España, y luego heredado y desarrollado por los gitanos.

______

[1] Citado en Kitab al-Yamini, Abu Nasr Al-‘Utbi; 961-1040

-.:.-

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s